Si París nos quiso regar todo el tiempo para ver si crecíamos, Londres se dió por vencido y lo dió por imposible. Así que el segundo día en la capital británica fue otra hermosa jornada soleada de temperatura suave que invitaba a salir a la calle y disfrutarla al máximo. Nuestro primer destino fue el Brittish Museum, famoso en todo el mundo por ser uno de los más espectaculares que existen. Además es gratuíto, cosa que es de agradecer en una ciudad que es cara hasta decir basta. La lista de piezas especiales que contienen sus paredes es interminable pero yo sinceramente me quedé paralizada con la parte egipcia, sobre todo con la sala donde se conservan una buena muestra de momias reales que dan verdadera grima! Me encomendé a los dioses para no tener pesadillas aquella noche. Aunque los expolios al Partenon de Atenas también son una parte muy visitada, yo personalmente tenía ganas de verlos desde que viajé a Grecia y me contaron todo lo que faltaba y que tenían bien guardado los ingles
El mundo visto con humor, amor y mucha tolerancia.