Desde que de niña leí a Julio Verne me fascinó la ciencia ficción. Con los años mi devoción por la fantasia y la posibilidad de vivir aventuras en otros mundos no dejó de crecer. El cine y la literatura fueron mis dos grandes aliados en este romance particular que viví y que sigo viviendo. No en vano algunas de mis películas de cabecera son la trilogía de Regreso al Futuro, o la mítica Blade Runner. Y entre mis libros predilectos la obra de Tolkien también ocupa un lugar privilegiado. Así que cuando me enteré que en TVE empezarían una nueva serie de ciencia ficción que pintaba bien, El Ministerio Del Tiempo, no dudé en apuntarme al carro y verla. Sí, yo no suelo ver series españolas. En los últimos años y con la edad de oro de las series de televisión me he tragado horas y horas de producciones yankees y británicas, incluso ahora estoy enganchada a una danesa, Borgen, pero española ninguna. Miento, vi El Tiempo Entre Costuras, porque me encantó el libro y quise darle la oportu
El mundo visto con humor, amor y mucha tolerancia.