Ayer pedía buen tiempo, quería que hiciera sol y una agradable temperatura para salir con mi hijo a jugar al parque. Hoy mis deseos han sido concedidos, ha amanecido un día precioso, pero a media mañana la cosa se ha torcido, me han llamado de la guarderia para decirme que mi pequeño no paraba de rascarse el cuello. He ido a recogerlo y su pediatra, al que le estoy cogiendo hasta cariño y todo pues lo visito con asiduidad, semana sí, semana también, muy amablemente me ha informado que tenía varicela. Paung, paung, paung, pauuungggg... Qué mala suerte eh! De todos modos hay que ver el lado positivo de las cosas, estas enfermedades víricas es mejor pasarlas de pequeños que de mayores, y cierto es, porque a mi marido le pilló con 30 tacos cumplidos y casi se me muere. En cualquier caso la rachita de mi niño este año con las enfermedades es de juzgado de guardia. Ya sé, me lo han dicho todas las madres del mundo mundial, que el primer año de guarderia es terrible, pero es que lo de mi hijo