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Mostrando entradas de marzo, 2009

Jumanji ikeano.

Recuerdo la sensación claramente, la sentí al memorizar los verbos irregulares ingleses y también la interminable tabla períodica de los elementos químicos cuando cursaba EGB, para las nobles juventudes que leen esto la antigua Educación General Básica. La información se arreplegaba tumultuosa en mi cerebro y éste emitía chispas invisibles y pequeñas que me provocoban un profundo dolor de cabeza, después algo se ponía en marcha de repente y plas todos los nombres y los datos quedaban insertados en mi cabeza para siempre, inamovilbes como mi suegra delante de la tele a la hora de la telenovela. Los extraños nombres del catálogo de IKEA, Jarpen, Hemnes, Lillesand, Leksvik, etc. etc. quedaron grabados a fuego en mi interior y me sentí preparada para entrar a matar, en un sentido figurado, claro está. Pero lo que no recordaba ya -el hombre, en este caso la mujer, es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, torpes que somos que le vamos a hacer- era lo horrible que podía

Horas de sueño perdidas.

Perder horas de sueño ahora en este momento de mi vida es algo casi sagrado. Ni un buen libro, ni un ratito de cotilleo por internet, ni una cena con amigos, ni un capítulo de mi serie favorita, ni sexo, ni nada de nada, mirad que os digo. Dormir es mi prioridad y estar descansada por si la noche acaba siendo toledana es lo primero. Y es que como imaginaréis el único que me quita horas de sueño y el único al que se lo permito es mi hijo. Pero este sábado hice una excepción. Que las hago de tanto en tanto claro está. Pero son las menos, también tengo que decirlo. Y la excepción la hice por una de mis debilidades cinematográficas, mi adorado Clint Eastwood. No, no vi GRAN TORINO, aún no voy tan avanzada (Ethan como puedes comprobar jamás puedo llegar a tiempo a las discusiones cinéfilas de tu blog), vi EL INTERCAMBIO, sí estáis leyendo bien, ahora vivo cinematográficamente hablando seis meses atrás. Y sí valió la pena trasnochar hasta la una de la madrugada. Valió la pena y mucho. Sé que

See you soon my friend!

Hoy necesito escuchar música. Esta necesidad no significa que esté ni realmente bien ni realmente mal. A veces tengo que escuchar música sin más. Hoy con todo no he tenido un buen día. Me pasa lo mismo con la lectura. A veces simplemente necesito leer. Son momentos puntuales, o no tan puntuales. Lo curioso es que luego recuerdo esos momentos de mi vida por la música que escuchaba o por el libro que leía. Recuerdo la canción que no paraba de sonar en mi mente aquellos días en los que me enamoré perdidamente de mi chico, "Summer of 69" de Bryan Adams. Recuerdo que el libro que leía en el momento justo en que rompí aguas era "Las reliquias de la muerte" de, como no, J.K. Rowling. Recuerdo que en mi viaje a Madeira leí "El ocho" de Katherine Neville mientras tomaba el sol acompañada de este hombre tan maravilloso que hoy es el padre de mi hijo, y que el día que mis amigas por sorpresa me organizaron una despedida de soltera que yo insistentemente había prohibi

Marzo.

Me gusta marzo. Me han pasado cosas muy buenas en marzo. También muy malas, para que engañarnos. Sonríe la primavera. Aunque a veces llueve muchísimo. El año pasado así fue. Yo y mi prominente barriguita de embarazada lo agradecimos. Tengo música de marzo. Tengo recuerdos de marzo. Huele a flores, a terracitas, a tardes largas, a cumpleaños de personas especiales, a largos paseos en buena compañía, huele a tantas cosas que me gustan y me hace sentir bien. Y en marzo encontramos un día como hoy. Hoy es el día del padre, hoy también es el santo de todos los José, hoy desde aquí me permito felicitarlos a todos y a alguno en especial. Tened un buen día!!!

¿Rutinas?

Si hay una cosa buena de los bebés es la rutina. Sagrada rutina. Una puede predecir con exactitud casi milimétrica lo que van a hacer. El mío es más rutinario que un lord inglés. Hasta cuando hace "popo" lo hace a su hora. Esto se cumple siempre y cuando no tengas algo que hacer en medio de sus rutinas y tú hayas previsto que éstas funcionen para que todo salga bien. Un ejemplo: tienes cita con el pediatra como ayer por la tarde. Piensas sobre las tres y media se duerme la siesta, a las cinco más o menos se despierta, le doy merienda, y después el paseito en lugar de encauzarlo al parque o al centro lo dirigimos al CAP, y así a las seis llegamos de sobra a la consulta médica. Esa es su rutina. Nunca falla. Mentira cochina!!! Claro que falla, falla cuando tienes una hora a la que llegar. El nene no se duerme, cuando lo hace lo hace tarde. Luego no se despierta. Mamá tiene que hacerlo. El peque se pone de mala leche. Mamá también. Merendamos un potito de frutas porque no nos da

365, 364, 363,...

Hay momentos del año especiales, momentos que se repiten una y otra vez, con una periodicidad más o menos constante, y que una siempre los espera con más ilusión que menos. Ejemplos los hay a patadas: mi cumpleaños, que aunque indica que irremediablemente me hago vieja, este año ya caen 33, uffff, sigue haciéndome ilusión; el estreno de la peli de turno de mi adorado Woody Allen cada otoño, aunque éste 2008 y como excepción no pude acudir a ver su mirada barcelonesa de las Vickys y las Cristinas, y de hecho aún ahora y tras haber ganado Pe su Oscar tengo pendiente el visionado; etc. etc. Pero hoy quiero hablaros de uno en concreto, mi primer paseo junto al mar de la temporada. Vivo a un tiro de piedra de la playa (no más de 20 km) y la verdad es que podría hacer ese paseo cada domingo si me lo propusiera, pero la verdad es que en invierno (y eso que me parece preciosa en esa época del año) no tengo costumbre de ir a caminar por allí, suelo quedarme en mi ciudad y pasear por el parque q

Have you ever seen the rain?

Una se pone en plan bucólico cuando llega a cualquier pueblecito de montaña rodeado de naturaleza en estado puro. Un hotelito con encanto, muy familiar, muy coqueto y con todo tipo de comodidades que incluyen piscina climatizada y jacuzzi, vaya que lo de volver a los orígenes y tal y tal nos lo pasamos por el forro porque claro si salimos de casa es para estar bien, que sino no salimos. Que para dormir en un albergue de montaña sin calefacción y sin un colchón mullido pues que no hacemos ni un kilómetro de más, vamos, esa es la filosofía, de espíritu aventurero "na de na". Así que nos ponemos a hacer turismo rural pero en plan como diria mi tía Maria Luisa "aseado". Antes de llegar a nuestro destino paramos a comer en un lindo pueblecito y de paso aprovechamos el sol de la magnífica mañana de sábado para darle la comida al peque en un coqueto parque infantil. Respiramos aire puro y tragamos alguna mosca que el calor aprieta aunque estemos a cierta altitud y finiquit