A quien madruga Dios le ayuda, jamás hubiera imaginado que mi horario habitual de levantarme de la cama sea el día que sea llegaría a ser las siete de la mañana ya que soy de las afortundas que en día laborable me levantaba a las ocho y en festivo no os quiero ni contar, pero con la llegada de mi peque la corneta suena cada mañana en forma de lloro a las siete sin distinguir domingos de lunes ni de miércoles. Y no me puedo quejar porque mi niño tiene seis semanas y ya desde hace bastante duerme toda la noche de tirón, desde las once y media hasta las siete, un lujazo vaya. Por lo que tengo entendido pocos recién nacidos adoptan esta sana costumbre, sana para ellos y más sana para los papás, para que vamos a engañarnos. Además estar en pie a esas horas tiene muchas ventajas, aprovechas más el fresco de la mañana que con los calores que hace ahora en verano es de agradecer, y a parte tienes la oportunidad de revisar por enésima vez esa legendaria serie de la infancia que era V en Cuatro....
El mundo visto con humor, amor y mucha tolerancia.