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Viaje en el tiempo.

Un año más mi ciudad adoptiva se ha vestido el pasado fin de semana con sus galas más renacentistas para celebrar como hace ya unos cuantos años en estas caniculares fechas la "Festa del Renaixement".
El calor y la marabunta de turistas son dos buenos motivos para escapar de la ciudad pero hay que reconocer que tiene su encanto y es por esta razón que año tras año uno o dos paseos no perdono por los callejones del casco antiguo donde se esconde el verdadero corazón de esta fiesta. En esta ocasión un reencuentro con amigos de la universidad y algunos planes familiares impidieron que no me acercara al evento hasta el domingo por la tarde. Fue entonces cuando por primera vez y aprovechando que tenía a mi familia al completo para ejercer de canguros con mi peque el paseo lo dí cámara en mano y aquí tenéis un breve resumen del resultado.






Comentarios

Fernando J. López ha dicho que…
Parece un evento simpático ;-) Además, da gusto ver que hay ciudades que organizan festejos en los que no es necesario soltar toros ni torturar animal alguno... Muchos besos, guapísima
Arual ha dicho que…
Tortosa es la única ciudad en la que no se celebra ningún acto taurino en todo el año de les Terres de l'Ebre, curiosa excepción la verdad!

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Breve post para contaros que se ha interrumpido involuntariamente mi deseado embarazo. Volveré cuando esté un poco mejor... Ahora no tengo palabras.

Despertar de nuevo...

Abro los ojos de nuevo al mundo, despierto de una especie de ensoñación o pesadilla más bien, donde el mundo, mi mundo, se estaba desmoronando. Miro hacia mi alrededor y todo sigue bien. Mi sobrino es un bebé sano y regordete que no necesita estar conectado a una máquina y puede salir a pasear cada día por la calle. Nadie lleva mascarilla. No ha habido una avalancha de muertes inesperadas. Puedo abrazar a mi amiga después de un día duro para darle ánimo y nadie me mirará con cara de reprobación. Puedo planificar mi próxima escapada a un concierto, o mi próximo viaje, y no necesitaré un PCR negativo. No hay toque de queda. Puedo ver salir el sol. Comer una hamburguesa en la calle está bien. Hacerlo en una terraza también. No conozco el concepto distancia social. Lo más hidroalcohólico que tengo es el último gin tonic que tomé el sábado pasado. No hay pandemia. Y no he cometido ningún estúpido error. No he visto la cara B de la vida y no quiero verla.  Pero desde mayo tengo una sonrisa 

Burning night.

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